La globalización económica permite a las empresas ofrecer sus productos o servicios en el extranjero, obligando a éstas a decidir si la comercialización se efectuará con la marca propia o si será necesario o conveniente utilizar la marca de un tercero que ya se encuentre posicionada en los mercados elegidos. En este punto, es preciso recordar que el derecho exclusivo que otorga el registro de una marca es territorial y, en consecuencia, será necesario proteger la marca en cada país de interés o bien gestionar las licencias de uso y explotación comercial de marcas de terceros en los distintos ámbitos territoriales o países de interés.
Ampliar el territorio de la marca propia hacia la esfera internacional es una excelente manera de incrementar su valor, incluso para actuar localmente. El escenario globalizado requiere de una protección permanente de la marca y demás derechos industriales e intelectuales pertenecientes a la empresa.